miércoles, 3 de marzo de 2010

Escala de Kinsey


En relación a los modelos de conducta sexual, muchas de las reflexiones que han hecho tanto los científicos como los hombres de leyes se fundamentan en la asunción de que las personas son "heterosexuales" u "homosexuales", que estas dos especies son antitéticas en el mundo sexual y que hay un grupo insignificante de "bisexuales" que ocupan una posición intermedia. Se supone, además, que cada persona es inherentemente heterosexual u homosexual, de modo innato, lo cual implicaría que desde que uno nace el destino marca si uno será una cosa o la otra. Según esto, habría pocas posibilidades de cambiar esa orientación a lo largo de la vida. (...)

Con los casos de nuestro estudio, sin embargo, queda claro que la heterosexualidad y la homosexualidad de muchas personas no es una cuestión de todo o nada. Es cierto que algunas personas tienen una historia exclusivamente heterosexual, tanto en sus experiencias físicas como en sus reacciones psíquicas; del mismo modo, hay personas exclusivamente homosexuales, tanto en sus experiencias físicas como en sus reacciones psíquicas. Pero nuestros datos muestran que hay una proporción considerable de la población en cuyas historias se combinan la heterosexualidad y la homosexualidad. En algunos, las experiencias heterosexuales predominan, en otros predominan las experiencias homosexuales, y otros tienen una experiencia bastante igual en uno y otro sentido.

Por tanto, los hombres no se dividen en dos grupos de población distintos (los heterosexuales y los homosexuales), como distinguimos las ovejas de las cabras. Las cosas no son blancas o negras. Al emplear taxonomías es importante comprender que la naturaleza raramente se deja clasificar con categorías. Es la mente humana la que inventa categorías y fuerza la realidad para encasillarla en ellas. En la vida real, hay un continuidad entre uno y otro extremo. Cuanto antes entendamos este aspecto de la conducta sexual humana, antes alcanzaremos una comprensión real de la sexualidad.

Para dar cuenta de esta continuidad entre los dos extremos de la escala (las historias exclusivamente heterosexuales y las exclusivamente homosexuales) nos ha parecido conveniente desarrollar una especie de clasificación que refleje los distintos grados de experiencia o respuesta heterosexual y homosexual de cada historia. A cada individuo se le podría asignar una posición en la escala, en cada etapa de su vida, de acuerdo con las siguientes definiciones, teniendo en cuenta tanto las experiencias físicas como las reacciones psicológicas:







0. Exclusivamente heterosexual.

1. Predominantemente heterosexual y solo incidentalmente homosexual.

2. Predominantemente heterosexual y con experiencias homosexuales
más que incidentales.

3. Igualmente heterosexual y homosexual.

4. Predominantemente homosexual y con experiencias heterosexuales
más que incidentales.

5. Predominantemente homosexual y solo incidentalmente heterosexual.

6. Exclusivamente homosexual.

(...)

Resumiendo los datos de que disponemos acerca de la incidencia de experiencias homosexuales en la población blanca masculina, y su distribución en la escala de acuerdo con el mayor o menor grado de experiencia heterosexual y homosexual, se pueden hacer las siguientes generalizaciones:

- El 37% del total de la población masculina estudiada ha tenido al menos alguna experiencia abiertamente homosexual, hasta alcanzar el orgasmo, entre la adolescencia y la edad adulta. Casi dos de cada cinco hombres.

- El 50% de los hombres que se mantienen solteros hasta los 35 años han tenido alguna experiencia abiertamente homosexual, hasta alcanzar el orgasmo, desde el inicio de la adolescencia.

- El 58% de los hombres con un nivel de estudios de Bachillerato, el 50% de los que solo tienen la enseñanza general básica y el 47% de los que tienen estudios superiores, han tenido alguna experiencia abiertamente homosexual, hasta alcanzar el orgasmo, si se han mantenido solteros hasta la edad de 35 años.

- El 63% de los hombres no han tenido ninguna experiencia abiertamente homosexual, hasta alcanzar el orgasmo, desde el inicio de la adolescencia.

- El 50% de los hombres aproximadamente no han tenido ninguna experiencia homosexual abierta (ni física ni psíquica) desde el inicio de la adolescencia.

- El 13% de los hombres aproximadamente tienen una reacción erótica ante otros hombres sin haber mantenido ninguna experiencia abiertamente homosexual desde el inicio de la adolescencia.

- El 30% de los hombres han tenido experiencias homosexuales, al menos incidentalmente, durante un periodo de tres años como mínimo, entre la edad de 16 y de 55 años (puntuaciones del 1 al 6 en la escala) Esto representa un hombre de cada tres que ha pasado la época de la adolescencia.

- El 25% de los hombres ha tenido experiencias sexuales físicas o reacciones psíquicas más que incidentales durante un periodo de tres años como mínimo, entre la edad de 16 y de 55 años (puntuaciones del 2 al 6 en la escala) Como término medio, aproximadamente uno de cada cinco hombres ha tenido o tendrá relaciones homosexuales inequívocas con esta continuidad.

- El 18% de los hombres han tenido como mínimo tanta experiencia homosexual como heterosexual entre la edad de 16 y de 55 años. (puntuaciones del 3 al 6 en la escala) Algo más de 1 de cada seis hombres blancos.

- El 13% de la población masculina ha tenido más experiencias homosexuales que heterosexuales durante un periodo de tres años como mínimo, entre la edad de 16 y de 55 años (puntuaciones del 4 al 6 en la escala) Uno de cada ocho de los hombres blancos

- El 10 por ciento de los hombres son exclusiva o casi exclusivamente homosexuales durante un periodo de tres años como mínimo, entre la edad de 16 y de 55 años (puntuaciones 5 y 6 en la escala) Uno de cada diez los hombres blancos

- El 8% de los hombres son exclusivamente homosexuales durante un periodo de tres años como mínimo, entre la edad de 16 y de 55 años (puntuación 6 en la escala) Uno de cada trece.

- El 4% de los hombres blancos han sido exclusivamente homosexuales en sus vidas desde el inicio de la adolescencia.

La bisexualidad, ¿una amenaza para la supervivencia?

Con su trabajo, Kinsey también echó por tierra la creencia generalizada de que la bisexualidad fuera una amenaza para la supervivencia de la raza humana, mostrando que las relaciones sexuales entre hembras o machos entre si eran una constante en el reino animal, sobretodo en las especies mamíferas grupales como hámsteres, ratas y ratones, conejos, erizos, martas, vacas, antílopes, cabras, yeguas, leonas, ovejas, burras y por supuesto todos los primates superiores, especialmente nuestros primos los bonobos.

Lo que es una pena, es que a pesar de todos estos datos, todavía haya voces, sobretodo las de las iglesias, que tachen a la bisexualidad como algo “no natural”, y absolutamente maligno. Pero lo más importante en estas cuestiones es no confundir compromiso con tendencias, posiblemente la sexualidad humana sea mucho más compleja y vasta de lo que las apariencias nos puedan mostrar, los humanos tienden a vivir en pareja, y muchos establecen parejas en su primera juventud y la mantienen durante toda la vida, en estos casos sólo podemos hablar de monogamia, no de heterosexualidad o de bisexualidad.

El que en este momento y afortunadamente haya muchas personas bisexuales que pueden expresarse con libertad no quiere decir que haya más, (no se saabe muy bien a causa de qué) sólo quiere decir que ahora y gracias a la sociedad más justa y permisiva que entre todos estamos construyendo, pueden mostrarse.

La conducta sexual de la mujer

La conducta sexual de la mujer
En 1953 publicó un nuevo sondeo con el título “Comportamiento Sexual de la Mujer” lo que Kinsey reveló en este libro acerca de la sexualidad femenina fue fascinante. Nos dijo que a los 45 años, el 13% de las mujeres entrevistadas había tenido contacto sexual y llegado al orgasmo con otras mujeres; un 7% había mantenido relaciones físicas continuadas y un 8% reconocía haber tenido deseos o fantasías sexuales hacia las de su mismo sexo y un 38% del total de las mujeres admitía inclinaciones homosexuales de alguna forma.

Entre el 3 y el 8% de las mujeres solteras (entre sus 20 y sus 35 años) afirmaron su tendencia predominantemente homosexual, con pocas o ninguna experiencia heterosexual. En el 7% de las mujeres casadas se dedujeron las mismas respuestas que en el grupo anterior. No obstante es interesante resaltar que de las 142 mujeres del informe con un pasado en su mayoría homosexual, el 71% de ellas afirmaron no haberse arrepentido de sus experiencias heterosexuales y constataban haberlas vivido con extremo placer.

La conducta sexual del hombre

El siglo XX vio amanecer muchos inventos y descubrimientos en todos los aspectos de la Ciencia. También se desarrollaron con fuerza las ciencias del comportamiento humano y ahora tenemos que referirnos a un investigador que fue capaz de iluminar lo más secreto y prohibido de las conductas, la conducta sexual, Alfred Kinsey.

Alfred Kinsey fue un cuidadoso entomólogo al que le fue encomendada la ingente tarea de investigar la conducta sexual de los estadounidenses. Con la misma precisión y prolijidad que empleaba para clasificar sus insectos se dedicó a entrevistar a 16.000 personas de todos los rincones y estamentos del país y en 1948 asombró a todo el mundo cuando los resultados de su investigación se publicaron bajo el nombre de “Conducta Sexual de Varón Humano”, en él podría leerse por primera vez lo que todo el mundo había sospechado desde los albores de la humanidad, “que solo el 20% de los varones humanos son homosexuales o heterosexuales exclusivos, el resto, el 80% se mueven en un continuo homo-hetero, es decir sensu estricto son bisexuales”.

Entre el 3 y el 8% de las mujeres solteras (entre sus 20 y sus 35 años) afirmaron su tendencia predominantemente homosexual, con pocas o ninguna experiencia heterosexual.

Tendencias Ocultas

Lo que hace pensar que la bisexualidad humana es algo que forma parte de nuestro desarrollo. Pero todo esto son especulaciones, veamos lo que pasa entre los humanos. Los griegos del siglo de Pericles institucionalizaron la bisexualidad, todos los hombres (lo de las mujeres posiblemente fuera igual pero no se sabe tanto) durante su adolescencia servían como compañeros sexuales adoptando un papel pasivo-femenino, cuando llegaban a la madurez debían dejar estás prácticas, casarse con una mujer, tener hijos para la república y buscarse un jovencito para “instruirle”, los que eran perseguidos como inmorales eran los que querían ser o seguir siendo sólo una cosa. Este modelo cultural sigue existiendo en la actualidad en muchas tribus guerreras de África y el sur de Asia.

La civilización judeo-cristiana impuso el modelo heterosexual-monógamo castigando duramente cualquier desviación de la norma, los bisexuales se limitaron a seguir las normas (no es era difícil hacerlo, por lo menos no tan difícil como a los homosexuales puros) y este tipo de tendencias se ocultó en la imaginación y en la fantasía.