miércoles, 15 de julio de 2009

DIFERENCIA SEXUAL

La experiencia de vivir en un cuerpo femenino o en un cuerpo masculino y el sentido que cada
cual da a esta experiencia, es lo que denominamos diferencia sexual. La diferencia sexual no es lo
mismo que el género, o sea, no es lo mismo que los estereotipos que las sociedades patriarcales han caracterizado como lo masculino o lo femenino.
En una clase de 6º de primaria, una educadora propuso a las niñas y a los niños que contestaran
a la siguiente pregunta: ¿Qué diferencias existen entre niñas y niños? Trabajaron la respuesta
en pequeños grupos. En la puesta en común, ellos y ellas expresaron que, además de las diferencias físicas, existían otras diferencias. Dijeron, entre otras cosas, que las niñas suelen ser más estudiosas, cariñosas y hablanchinas, mientras que los niños suelen ser más pegones, divertidos y revoltosos.
Dijeron también que es raro que a un niño le guste jugar a los juegos de ‘niñas’ y viceversa, aunque a veces esto sí ocurría. La educadora tomó nota en la pizarra de todo. Luego, poco a poco, tachó todos los calificativos que no tenían que ver directamente con el cuerpo y les planteó que la única diferencia real es la física, mientras que las otras son meras construcciones culturales. Y de este modo, niñas y niños vieron como esta mujer iba tachando todas sus reflexiones, dejándoles sólo conel sexo.
Con esta dinámica, ella les expresó que lo construido culturalmente no es real. Y con esta reflexión, dejó a las criaturas ‘desnudas’, sólo con su cuerpo, sin recursos, palabras, referentes para pensar sobre qué sentido están dando a su sexo y qué sentido quieren dar al mismo. Esto sucedió así porque, en su planteamiento, había un problema epistemológico: ella pensaba que cultura es sinónimo de constricción, sexismo, género; obviando el hecho de que ser humano o humana es ser alguien que necesita de la cultura para pensar, ser y vivir.
Nuestra cultura no es un todo compacto. Por ejemplo, si hoy en día, tantas personas cuestionan
el machismo, es porque ya existen referentes de libertad en la propia cultura para hacerlo.
Asimismo, la cultura nos condiciona, pero no nos determina totalmente. Cada persona puede llegar a sentir, a pensar, a preguntarse o a desear cosas nuevas, cosas no reconocidas ni aceptadas socialmente.
Y desde ahí, con los ‘mimbres’ que le da la cultura, puede crear ‘cestas nuevas’, puede abrir
nuevos espacios en la propia cultura.
Por todo ello, hubiera sido más interesante preguntar a estas niñas y a estos niños cuestiones
como ‘¿Todas las niñas son realmente cariñosas? ¿Todas las niñas son iguales entre sí?’, ‘¿Todos los niños son realmente revoltosos? ¿Todos los niños son iguales entre sí?’, ‘¿Las niñas que son cariñosas, lo son porque les han dicho que tienen que ser así, o porque han descubierto, al ver a otras que también lo son, que esta es una buena manera de ser?’, ‘¿Qué les pasa a los niños que no les gusta pegar? ¿Todos los niños que pegan lo hacen porque quieren?’
Y así, ellas y ellos podrían haber empezado a descubrir la diferencia entre modelo y referente.
Un modelo es un molde o un estereotipo a imitar mientras que un referente es una manera de
ser o de estar de la que podemos aprender. Los modelos moldean y constriñen la posibilidad para
preguntarse quién y cómo queremos ser, mientras que los referentes permiten que encontremos
herramientas para contestar a estas preguntas.
La propia educadora, en el transcurso de su trabajo, comprendió que no les podía tachar todo
lo que no fuera cuerpo porque sin cultura, sin referentes, no es posible que una niña o un niño encuentren su centro y expresen su singularidad, no es posible que den un sentido libre a su diferencia sexual.

1 comentario:

  1. solo iba a poner que en la actualidad es importante que en las instituciones se enseñe la sexualidad como algo natural y positivo

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